Juan Carlos I, la majestad mas "guai" del mundo mundial, sostenedor principal y casi único de la libertades democráticas del universo, se convierte en un español indignado más. Eso sí al contrario del resto de los mortales, el no se indigna por el paro, la precariedad en el empleo, los sueldos cada vez más miserables, los recortes sociales, las ganancias inmensas de las grandes compañías..., este privilegiado se indigna porque le preguntan por el estado de su salud... ¡¡¡Manda huevos!!! Y para mas INRI, el principicu Felipe, en medio del chaparrón económico que nos está cayendo encima a los currantes, le suelta en Navarra a una indignada de las de verdad, que si no tiene otra cosa de la que preocuparse, que de intentar dejarle sin su chollo dinástico tan bien ganado a través de siglos de expolios y tiranías. Solo le faltó decir, mientras su seguridad apartaba al cámara de no muy buenos modos, preocúpate de tu futuro miserable y déjanos en paz a los favorecidos por la voluntad divina¡¡¡MANDA HUEVOS, PERO POR DOCENAS TÚ!!!
El jefe upelero Chamorro, dice después del 22 de mayo que volvería a hacer lo mismo que hizo durante los últimos cuatro años. ¡Hombre claro y yo! Si hubiera vivido del cuento durante cuatro años, sin hacer otra cosa que sonreír de forma bobaliconamente burlona, percibir emolumentos cuantiosos y conseguir valiosos contactos para mi futuro laboral, yo también querría seguir haciendo lo mismo durante cuatro o cuarenta más.
Los grandes defensores de la Región Leonesa, los que iban a reivindicar una autonomía propia y una fuerte presencia de nuestra tierra más allá de sus fronteras, lo primero que hacen después del 22 de mayo es fotografiarse con un gran cartel debajo cuyo texto era: “XVI Congreso de la Sociedad Castellano-Leonesa de Cardiología”. Pasaron en cuestión de horas de manifestar que la Y de Castilla Y León iba a ser más grande que nunca, a patrocinar un congreso que en cuyo cartel anunciador se sustituye esa Y diferenciadora, por un guión que desprecia e intenta destruir las identidades Castellana Y leonesa. Señores Cardo y Fernández ¿comprendéis ahora que una de las causas de vuestro estrepitoso fracaso, es que engañáis cada vez a menos? Si no fuera porque los que vienen son tanto o peor que vosotros, hasta me alegraría de vuestro rotundo fracaso.