El capitalismo salvaje es ya de facto el sistema de gobierno que se ha impuesto en todo el mundo y el que nos conduce de forma desbocada, grosera y arrogante al más profundo abismo de la miseria. Los derechos sociales van cayendo uno tras otro como fichas de dominó, marcando una senda que, a corto-medio plazo, nos llevará al pozo de la semiesclavitud. Ante este desolador panorama, una angustiosa pregunta invade de forma obsesiva mi pensamiento ¿Que herencia dejamos a nuestros descendientes? En la actualidad estamos dejando marchar por el desagüe de la desesperanza, sin elevar al cielo ni siquiera una leve muestra de desagrado, aquello por lo que nuestros antepasados han luchado sin descanso. Nuestros antecesores, entregaron sus vidas de forma generosa a una causa que, después muchas décadas e incluso siglos de dolor y sufrimiento, ha hecho que se consiguieran para el pueblo los derechos que hasta ahora estábamos disfrutando con sosiego y complacencia. El legado que les dejaremos a nuestros descendientes, son años de revueltas, padecimientos y amarguras para recuperar lo que ahora nos dejamos arrebatar de manera cobarde y ruin. Si no somos capaces de luchar por nosotros mismos porque hemos vendido nuestro ser a la indolencia, viviendo en un estado de penosa inconsciencia en el que nos tiene sumidos nuestros gobernantes con la inestimable y necesaria cooperación de los medios de incomunicación, entonces debemos ser capaces de luchar por el futuro de nuestros hijos que no merecen ser la primera generación en la historia que, exceptuando periodos de posguerra, tenga unas condiciones sociales y económicas peor que la de sus progenitores. Alcemos la voz y gritemos aquello tan manido como cierto de ¡¡¡EL PUEBLO UNIDO, JAMÁS SERÁ VENCIDO!!! Nuestros hijos no merecen ser abandonados a merced de un capitalismo siniestro, feroz y sin escrúpulos.
martes, 24 de enero de 2012
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1 comentario:
Esplendido comentario Barquero.
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