La puesta en marcha de la Reforma Laboral o lo que es lo mismo el dar un paso de gigante hacia el siglo XIX en derechos sociales y laborales, depende en gran parte no de la huelga del próximo 29 de marzo, si no de las próximas elecciones andaluzas. Una huelga general a más de tres años vista de los próximos comicios generales, no supone una coacción importante para que el gobierno actual siga con sus planes ultraconservadores de ahogar a la clase media y devolverla a la época de los "Santos Inocentes" con su magistral personaje Azarías interpretado por Paco Rabal. Un día de huelga supone un ahorro en gastos para la administración y el trabajo que no sale ese día, se recupera en los próximos y para comercio y la industria pues otro tanto de lo mismo. Sin embargo, un descalabro electoral en Andalucía, haría temblar los cimientos de Génova y esa política prepotente al servicio descarado de los ricos, sufriría un frenazo casi definitivo. El PP está jugando al mus con el pueblo español y será a partir de abril cuando nos suelte el órdago capitalista a los españolitos y por mucho que protestemos, ellos se ampararán en las mayorías absolutas que han conseguido y en que si salen a la calle en todo el Estado cinco millones a ellos les han votado doce. Han sacado la Reforma Laboral y dicen que para ellos es irrenunciable, se han abstenido en Cataluña en la aprobación del copago sanitario, en León mantienen cerradas plantas en el Hospital mientras derivan pacientes al sector privado, no hay ni una sola medida que haga contribuir a los ricos un poco más que a los que solo disponen de su sudor para comer... Lo dicho, si en Andalucía gana la extrema derecha, vamos casi todos comprándonos boina y alpargatas porque vuelven los tiempos de Fraga cuando dijo,"¡la calle es mía!" o " ¡quiero ver al obrero con alpargatas!".
lunes, 19 de marzo de 2012
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